sábado, 23 de febrero de 2013

2. El hombre como ente social

Desarrollo Humano

El hombre como ente social

Hace más de dos mil años Aristóteles decía que el humano es un animal social por naturaleza. Ésta, entre otras características, lo hace distinto a los demás miembros del reino animal. Se puede mencionar en esta misma línea el raciocinio, la capacidad de manipulación de herramientas y el largo periodo de maduración que permite un desarrollo intelectual altamente especializado, y al mismo tiempo flexible.

En otras palabras, a los humanos les toma un tiempo significativamente más largo para llegar a la madurez fisiológica que a las demás especies. Mientras que la mayoría de los depredadores mamíferos pueden cazar poco tiempo después de nacer, el ser humano puede mantenerse en pie apenas un año después. No obstante, esto le permite adaptarse a su entorno con un alto grado de especialización en algunas capacidades (por ejemplo, la comunicación simbólica).

Una de las formas más importantes de interacción humana es la comunicación para el trabajo en equipo. Hay varias especies de animales que se comunican e inclusive que trabajan en equipo; sin embargo, la privilegiada combinación de cualidades fisiológicas, motrices e intelectuales hace que el humano tenga una socialización peculiar, así como movilidad y capacidad de adaptación al entorno.

El hombre como ente social.

La naturaleza del ser humano es dinámica, activa, creativa y compleja. Sin embargo, no es posible elaborar una lista de rasgos que describan su esencia colectiva, pues los individuos son producto de la cultura y de la adaptación al medio. No obstante, se pueden distinguir tres aspectos importantes que forman parte de los humanos como seres vivos racionales:
  • el ser biológico (ser vivo que nace, crece, se reproduce y muere)
  • el ser social (cultural)
  • el ser psicológico (conciencia)

A principios del siglo XX se consideraba que el hombre era un ser esencialmente biológico, es decir, un ser vivo que nace, crece, se reproduce y muere.

Sin embargo, poco a poco, científicos y pensadores pusieron en duda lo anterior, sacando a relucir la complejidad de la mente y la influencia de las estructuras económicas y sociales en el individuo, respectivamente. Como consecuencia, el ser humano comenzó a reinterpretarse desde diversas perspectivas.

Tres de las perspectivas más destacadas son: la dimensión psicológica, que estudia la parte de los procesos mentales, conscientes e inconscientes, y la social, que abarca las dimensiones cultural e histórica del ser. Si bien en el análisis teórico es posible separar las dimensiones para su mejor comprensión, en la vida cotidiana se observa una articulación constante y necesaria de las tres.

2.1. Las dimensiones del ser humano

Ser biológico

La dimensión biológica se refiere a nuestra estructura física u orgánica.

García Hoz en Sartre (1972) menciona que aunque la biología no puede explicar todo del hombre, éste no puede ser comprendido sin ella, puesto que una de las manifestaciones del “estar en el mundo” del ser humano es su corporeidad; esto quiere decir que nuestro cuerpo es la condición que nos permite existir, aún cuando nuestro ser no se reduce a dicha “corporeidad”.

Biológicamente, somos el fruto de la herencia, el ecosistema y el medio social: dichos elementos interactúan, configurando nuestra constitución física. A su vez, somos capaces de transformarlos: en la actualidad podemos modificar los ecosistemas en los que habitamos e influir en nuestras relaciones sociales.

Interactuamos con el mundo para transformarlo de acuerdo con nuestras necesidades y deseos.

Ser psicológico

El ser psicológico se expresa en la mente del individuo, y está relacionado íntimamente con sus pensamientos y emociones. Incluye también la facultad del entendimiento, el raciocinio, la percepción, imaginación y voluntad.

La dimensión psicológica tiene como condición de posibilidad nuestra configuración biológica y la interacción con otros seres humanos. Imagina lo siguiente: para tener miedo, un hombre tuvo antes que haber percibido con los sentidos un elemento amenazante, tal como un perro en actitud agresiva. En este caso, podemos decir que la percepción (llevada a cabo por los sentidos) nos permite tener ideas y emociones.

Por tener una relación constante con “los otros”, somos vulnerables a las influencias, acciones y transformaciones de éstos, mismos que inciden en las transformaciones psicológicas que favorecen nuestro desarrollo y que perjudican o afectan nuestra calidad de vida.

Nuestra mente posee procesos conscientes e inconscientes, intelectuales y afectivos.

Ser social


Los hombres y mujeres somos seres sociales. ¿Qué quiere decir esto? Que todos nuestros actos refieren siempre a nuestros semejantes, tienen influencia o se ven influidos por ellos.

Martin Heidegger, filósofo alemán, sostiene que una de las estructuras esenciales del ser humano es el mit sein (ser con): el hombre existe siempre en relación a los demás. Así, todos los seres humanos pertenecemos a grupos sociales tales como familias, comunidades, sociedades u organizaciones, conformando a su vez la cultura, expresada en el lenguaje, arte, religión, gobierno y valores (entre otros elementos).

La identidad social engloba las características de una persona en cuanto a sus relaciones sociales. Así, cada uno de nosotros construye su propia adhesión a cierto número de grupos, entendido como un conjunto de individuos, para alcanzar determinados fines. La conciencia de la identidad que se aborda depende de un espacio de vida y de una duración.

Así, el mecanismo del Ser opera, por un lado, a partir del plano afectivo personal y, por el otro, a través de las interacciones sociales. Esto le permite realizarse a través de su propia diferencia.

Como puedes ver, los humanos somos seres complejos, imposibles de entender a partir de una única perspectiva.

Cada órgano, cada tejido, cada sistema de nuestro cuerpo, así como nuestras características socioculturales, se encuentran interrelacionados y esto es lo que nos da el equilibrio necesario para perpetuar nuestra especie.

Ahora que has repasado las tres principales dimensiones del ser humano, analizarás su aspecto integral, y cómo éste se expresa en el concepto de dignidad humana. Pero antes, realiza la actividad Las dimensiones del ser humano, que te ayudará reafirmar tu comprensión sobre las dimensiones del ser.


2.2. La dignidad humana y el concepto de alteridad

Analiza la siguiente información:


El 12 de octubre de 1492 la flota de Cristóbal Colón desembarcaba en las costas de Bahamas, iniciando con ello el encuentro de dos mundos y posteriormente la colonización del Nuevo Continente. En este proceso, las principales potencias europeas establecieron colonias con el objeto de expandir sus dominios desde el punto de vista económico, cultural y político; dicha colonización implicó, entre otras cosas, el sometimiento de poblaciones completas, la desaparición de numerosas lenguas autóctonas, así como la destrucción de importantes asentamientos y de su patrimonio cultural.

En la conquista de América, había grupos de individuos con distintas creencias, costumbres y formas de percibir el mundo. A pesar de que detrás de este hecho existieron una seria de condiciones históricas que determinaron que los eventos se suscitaran de esta forma y no de otra, resulta útil para ejemplificar la nula empatía y el poco entendimiento que puede existir entre personas que, si bien no comparten la misma visión del mundo, comparten las mismas dimensiones que los hacen ser semejantes.

Para establecer relaciones efectivas y constructivas, basadas en el entendimiento y acuerdo mutuo, es necesario aprender a ver a los demás como iguales a uno mismo, con los mismos derechos y posibilidades, respetando la dignidad humana. Por otro lado, independientemente de las creencias religiosas, de las tendencias políticas o de la apariencia física, los seres humanos necesitan relacionarse con sus semejantes para alcanzar la mayoría de sus metas.


La dignidad humana


Cuando se dice que algo es digno es porque se quiere dar a entender que posee un valor; cuando se habla de dignidad humana, se hace referencia al valor intrínseco de cada ser humano.

Como vimos en la unidad 1, el ser humano tiene libertad de acción y autogobierno. Esta condición le permite ser dueño de sí mismo, por lo que nunca podrá ser propiedad de otro (naturalmente, tampoco deberá someter o privar de su libertad a otros).

Así, reconocer la dignidad humana significa reconocer el derecho que cada individuo tiene sobre su propia libertad y voluntad, independientemente de las diferencias.

En consecuencia, la dignidad humana trasciende las siguientes condiciones:

  • Temporalidad
  • Clase social
  • Grado académico
  • Condición laboral
  • Género
  • Nacionalidad
  • Religión


El concepto de dignidad humana ha sido objeto de muchas disertaciones filosóficas, desde Platón hasta la actualidad.

sábado, 9 de febrero de 2013

1. La libertad

La libertad: facultad de elección de todo ser humano

Imagina que los seres vivos se clasificaran de acuerdo capacidades cognitivas. En el nivel inferior, estarían sin duda las plantas, carentes de todo razonamiento; Enseguida se encontrarían los animales, que actúan guiados por sus instintos, como el pájaro que levanta inmediatamente el vuelo al ver un gato, reaccionando según su instinto natural que no incluye la posibilidad de actuar de otra manera ante la advertencia de peligro.

El ser humano se hallaría en lo cima de la clasificación, ya que posee la facultad de reflexionar y actuar en función de sus gustos o necesidades. A esto se le llama libre albedrío o facultad de elección.

Todo ello es posible gracias a la razón, que  es aquella característica  fundamental  que nos hace ser humanos, y que nos permite, entre otras cosas:
  • Reflexionar antes de actuar
  • Postergar
  • Planificar

En la película 2001: Odisea del espacio hay una escena en la que el protohumano se da cuenta de que puede utilizar un hueso como una herramienta para modificar activamente su entorno; esta imagen poética representa el momento en el que el humano se separa del resto del reino animal: descubre, analiza, repite, concluye, planea, explica y consigue.

Contrario a lo que pueda suponerse, la razón no es una facultad que nos brinde la solución a nuestros problemas automáticamente, como si se tratara de una computadora. La razón, ante todo, es flexible, y tiene la capacidad de adaptarse a las múltiples situaciones que se nos presentan cotidianamente.

Cabe señalar que, para que la razón sea plena, es necesaria la presencia de la libertad: para poder actuar de acuerdo a lo que cree conveniente, el ser humano tiene que ser libre. Sin embargo la libertad también requiere de la razón, ya que sólo por medio de ella hombres y mujeres podemos decidir qué hacer ante un mar de posibilidades.

Gracias a la razón el ser humano decide qué hacer; gracias a la libertad, se mueve a  sí mismo para alcanzar sus propósitos.

Gracias al libre albedrío el hombre decide qué hacer y se mueve a sí mismo.

¡Razón y libertad! maravillosos dones que permiten a mujeres y hombres ser dueños de sus acciones, escoger entre alternativas, hacer o dejar de hacer y ser responsables de ello, elegir una cosa sobre otra y disfrutar el fruto de su cosecha.

Razón y libertad


En ocasiones, los seres humanos tomamos decisiones de las que nos arrepentimos más tarde. Para ejemplificar, imagina que un compañero de tu grupo tiene un mal día y decide desquitarse al entrar al aula virtual. Durante el tiempo que esté conectado será descortés y escribirá lo que se le venga en gana sin seguir las reglas de convivencia. Como consecuencia de sus actos, probablemente obtendrá una amonestación de su Facilitador(a), perderá la confianza de los demás y obtendrá un bajo aprovechamiento. Posteriormente desilusionará a quienes creían en él, y con ello disminuirá su autoestima, perdiendo finalmente el interés por concluir sus estudios y abandonando su carrera.

Se trata de un ejemplo un tanto extremo, aunque nos ayuda a mostrar hasta qué punto la razón y la libertad se relacionan. ¿Puedes deducir por qué?

Actuar al margen de la razón e ignorar que los actos tienen consecuencias y que de uno mismo dependen los resultados, puede ser desfavorable; sin embargo, algunos lo hacen de vez en cuando, por ejemplo: el alumno que debe estudiar para un examen al día siguiente y decide ir a una fiesta; el diabético que elige comer una rebanada de pastel a pesar de saber el daño que le produce ingerir alimentos con azúcar; el joven que empieza a fumar a pesar de comprender que la nicotina es altamente dañina.

Todos estos actos tienen algo en común que: ignoran el sentido común y dan prioridad a la satisfacción de sus impulsos inmediatos, mismos que le ocasionan sólo un bien momentáneo.

Actuar a partir de impulsos inmediatos, sin razonar, trae consecuencias no deseables. En este sentido, la libertad, orientada por la razón, permite lograr los mejores resultados en todo aquello que se emprende. Aunque a veces hay excepciones. En ocasiones se actúa con base en aquello que se considera acertado y aún así se obtienen malos resultados.

Por ejemplo, una madre de familia golpea a su hijo en afán de inculcar en él la disciplina y el orden. ¿Puede eso llamarse auténticamente "razonable"?

Tal vez esta persona así lo cree. Sin embargo pasa por alto que la violencia dejará heridas en la psique de su hijo, que posiblemente serán difíciles de sanar.

En este caso se trata de un bien aparente, que se basa sólo en la apreciación subjetiva, en aquello que se piensa o se siente que puede ser correcto, pero no lo es si reflexionamos a profundidad sobre ello.

"Las cadenas de la esclavitud solamente atan las manos: es la mente lo que hace al hombre libre o esclavo", Franz Grillparzer